domingo, 14 de agosto de 2016

Comentarios a la Saga de los Hombres Simbólicos del Martinismo – Serie Simbólica 31




Un viaje por las metáforas literarias con las que Saint-Martin ilustró las etapas de la vía martinista y la transformación de la humanidad caída en Humanidad Restituida.

Al leer la Saga de los Hombres Simbólicos conviene recordar que, dentro de la obra de Saint-Martin, el simbolismo literario ha sido el medio para trasmitir una Sabiduría tan necesaria para la Humanidad y, a la vez, tan inaccesible. Al punto que no sólo parecía extraviada y ajena sino irrecuperable. La poesía, el relato y el ensayo son los géneros literarios en los que el Filósofo Desconocido sembró las alegorías y las figuras que nos animan a elevarnos por encima de las trivialidades de la vida ordinaria. Ellas dejan traslucir otros sucesos, más fuertes, más contundentes, más reales y perfectos, que aquellos que nos abruman en este mundo superficial. El universo simbólico de Saint-Martin está habitado por vivaces emblemas que son capaces de revelar por la intuición, lo que la filosofía trata de explicar, infructuosamente, en incontables páginas. Viajar por las metáforas del Martinismo nos lleva a ponernos en frente de los misterios más profundos de Dios, del Universo, y sobre todo, del Hombre. Porque se trata de una corriente sumamente humanista, en el más sublime de sus sentidos, ya que su fin es que la Humanidad y su Obra alcancen el esplendor que Dios le ha reservado.

La Saga de los Hombres Simbólicos constituye una síntesis, una guía de la metamorfosis que el Hombre del Torrente debe realizar para convertirse en el Hombre-Espíritu, que es aquel que puede reclamar el destino de toda la Humanidad. En ella, se señala el camino que va desde el profano al adepto. Esta transformación es íntima, precisa y activa. Consiste en una crisálida que incuba y rodea la pureza del Alma, para que se fortalezca, se eleve y se expanda en todos los rincones de nuestro Ser.

Los diversos estadios describen situaciones y procesos virtuosos que empujan hacia adelante, y también mecanismos tortuosos y perversos que estancan, e incluso hacen retroceder al estudiante. Cada etapa se caracteriza por sus problemáticas y el trabajo particular a realizar para vencer los obstáculos que se encuentran anclados en el discípulo mismo.

El estudio realizado por Saint-Martín sobre este simbolismo es bastante extenso, dedicando obras completas a precisar en detalle las vicisitudes del iniciado. El Hombre del Torrente es descrito en Ecce Homo, donde pinta un verdadero fresco de la humanidad caída. Allí, no sólo se repara en el estado actual, sino en la necesidad de la toma de conciencia, que es el primer paso para abandonar las denigrantes tribulaciones que el hombre sufre en el mundo material. El Hombre de Deseo, nos muestra la voluntad dispuesta hacia Dios. El esfuerzo, prácticamente sobrehumano, encaminado al Deseo de lo Divino que arranca a la humanidad del abismo en el que ha caído. Esta obra, que constituye un nuevo libro de los salmos, contiene entre los versos de su poética, plegarias, revelaciones y meditaciones. El Hombre Nuevo es un libro maravilloso que alienta el nacimiento del Cristo interno y la realización del Misterio de la Muerte y de la Resurrección del Reparador en nosotros mismos. El Ministerio del Hombre-Espíritu, es tal vez la obra más compleja referida al ciclo del Hombre. Abarca los dominios del Hombre restaurado, en especial sus derechos y sus obligaciones. Una parte importante de este texto, está dedicada a advertir sobre los errores que han mantenido fuera de éste estado, a la mayoría de los buscadores.

Saint-Martin consideraba tan importante el estudio de las fases de purificación y elevación, que asimilaba la obra misma a los distintos Hombres simbólicos. Más allá de que dedicó un volumen específico a cada uno de los Hombres que componen el Ciclo del Hombre Primordial, también recurrió a éste simbolismo de manera frecuente en sus demás obras. Por eso, éstos emblemas tienen una preponderancia sobre el resto y constituyen el mapa, a gran escala, sobre el que se ha trazado la Vía Íntima.

Cada artículo de la Saga ha sido acompañado con ilustraciones cuidadosamente seleccionadas de William Blake, que enriquecen y complementan el texto. En la introducción nos encontramos con Eve Tempted by the Serpent (Eva Tentada por la Serpiente), siendo éste el inicio mismo del drama cosmogónico de la Caída. La segunda entrega se ilustra con Nebuchadnezzar (Nabucodonosor), en el que se hacen visibles las consecuencias de las corrientes del Torrente: Un hombre bestializado, desgarrado por la emocionalidad y arrastrándose en la tierra como una alimaña. El tercer artículo es complementado con Newton, en el que se plasma la imagen del Hombre de Deseo, capaz de trascender el signo y dedicarse serenamente a la tarea de restablecer "el peso, el número y la medida". La cuarta ilustración corresponde a The Angel of Revelation (El Ángel de la Revelación), ángel que viene a cantar el nacimiento de este nuevo Hijo del Hombre, regenerado en la Luz de la Sabiduría. La quinta consiste en Satan in Glory (Satán en la Gloria), donde se muestra al espíritu glorificado antes de su prevaricación. Por último, la Saga finaliza con Jacob's Ladder (La Escalera de Jacob), que constituye la síntesis gráfica más acabada del Ciclo Cosmogónico del Hombre Primordial. 
Las presentes reflexiones han sido encabezadas con la que es considerada como la obra maestra del artista: The Ancient of Days (El anciano de los días), donde Urizen encarna al antiquus dierum del Libro de Daniel. La representación está inspirada en una de la visiones de William Blake, y la ofrecemos al lector como síntesis gráfica del drama demiúrgico.



Ángel




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