“Ahora bien, como
no existe nada que no se encuentre en estas tres regiones, enseguida
se verá que para el mal sólo hay dos números; que para el espíritu
verdadero, después de la separación, sólo hay cinco, y que para la
materia sólo hay tres.
Será fácil llegar
a la claridad sobre este punto. Ya que los dos números del mal son 2
y 5. Los cinco números del espíritu verdadero son 1, 10, 8, 7 y 4 y
los tres números de la materia son 3, 6 y 9.”
Louis-Claude de
Saint-Martin - Des Nombres
A continuación expondremos las
Jerarquías, aplicando las leyes de los Números al Tarot, a fin de
representar este crucial conocimiento para la Teurgia Interna. En la exposición nos valdremos de las conclusiones a las que hemos
llegado en los siguientes artículos: El Árbol Universal, La síntesis de los cinco primeros Arcanos y La Creación de los Seres. Conviene advertir que es posible que el lector profano encuentre varios pasajes que le resulten oscuros. Esto no debería preocuparlo, porque cada concepto que tratamos bien podría ser desarrollado hasta convertirse en un capítulo de un libro. Entonces, conviene que avance hasta el final sin detenerse en lo que no entiende, al menos en una primera lectura. Ya que nuestra intensión es presentar una visión de conjunto. Una síntesis que trasmita la idea general sobre las Jerarquías con las que se opera en la Teúrgia Íntima. Por eso, sólo se hace una apretada mención de las relaciones más importantes. Se ha omitido la explicación de los detalles en pos de aproximarnos a la concepción del Todo. Aquí, en el mejor de los casos, la lógica de lo particular es sólo una auxiliar de la Intuición.
En la generación de los
Seres hemos visto que el Mago, nuestro Demiurgo, emana primero cuatro
arcanos mayores y que estos, a su vez, se manifiestan por cuatro
Arcanos menores reales cada uno. Lo que da un total de 16 Arcanos reales.
Observemos que en este plano particular, el Mago representa nuestra
Unidad, la cual se divide en 4 direcciones. En el árbol Universal,
la región espiritual es la segunda potencia de la década. Es decir,
que 4 proviene del cuadrado de dos. Relación que hace referencia a
las dos cualidades primordiales: lo cálido y lo húmedo. La falta de
calor genera lo frío, y la falta de humedad engendra lo seco. Esto
deriva en una tabla de la que surgen los cuatro elementos o palos de
la baraja:
Cálido y Seco = Fuego =
Bastos
Cálido y Húmedo= Aire =
Espadas
Frío y Húmedo = Agua =
Copas
Frío y Seco = Tierra =
Oros
El cuatro es un número
de carácter cosmogónico por que su raíz teosófica es la unidad:
4 = 1+2+3+4 = 10 = 1+0 = 1
Por lo tanto, el origen
de los cuatro elementos proviene de la Dualidad misma en que se
divide nuestro Mago. Los Arcanos menores reales son 16, que es el cuadrado de 4. Notemos que en el Árbol Universal el 16 es el primer
número propio de la región espiritual, ya que no se encuentra en la Década Divina. Por reducción
teosófica 16 = 1 + 6 = 7, y luego por adición teosófica 7 =
1+2+3+4+5+6+7 = 28 = 2+8 = 10 = 1+0 = 1. De lo que se deduce que 16 alcanza
tanto la Unidad a través del 4, por ser su cuadrado, como por el 7 que es su reducción teosófica.
Habiendo invocado al 1,
al 4 y al 7, para completar la creación en esta región hace falta
que intervenga el número 10. La raíz de 10 es: 1+2+3+4+5+6+7+8+9+10 = 55
= 10 = 1+0 = 1. Es decir que el número 10 es la perfección del
ciclo cosmogónico porque se devuelve a sí mismo y a la Unidad.
Por lo tanto, para
completar nuestra cosmogonía y Jerarquía de los Seres, debemos
incorporar el número 10 a través de los Arcanos menores. Es decir,
las diez cartas blancas de cada palo. Que, además, suman 40 = 4 +0 =
4.
De esta forma tendremos
1, 4, 7 y 10, manifestando el ciclo completo de la Creación y la
Jerarquía.
El Mago, que representa
la Unidad
La Papisa, La Emperatriz,
El Emperador y el Papa que constituyen los Cuatro Elementos.
Las cartas negras que son
16 = 7
Las cartas blancas que
son 10
Para continuar con la
estructura cuaternaria de la Cosmogonía, las 10 cartas blancas deben
ser agrupadas de manera que constituyan cuatro peldaños. Así, formamos la Tetraktys pitagórica, símbolo de la generación y del Todo :
1
2 3
4 5 6
7 8 9 10
Por supuesto, que todas las propiedades atribuidas a la Tetraktys son aplicables a los Arcanos menores con los que estamos trabajando. Estas relaciones pueden encontrarse fácilmente y acoplarse a la presente cosmogonía. Dejamos al lector esta tarea.
El siguiente paso es manifestar, en el plano que estamos estudiando, las fuerzas ocultas de la Tetraktys, que son el Arcano mayor y sus cuatro Arcanos reales. Para cada elemento o palo ubicamos estas cartas y obtendremos la jerarquía que rige
cada uno de los cuatro Arcanos mayores. Por ejemplo, La Papisa dirige la siguiente jerarquía:
Estas escalas son de 5
peldaños. Los valets o iniciados son los más cercanos a la unidad,
mientras que a medida que nos adentramos en el poder temporal, la influencia espiritual se divide más y más. El caballero representa la
dualidad, la reina la tríada y el Rey el cuaternario. Por una
cuestión de espacio, nuevamente dejamos al lector el análisis de las
múltiples relaciones simbólico numéricas de este esquema y continuamos tratando de
avanzar hacia una visión integral de la Creación, que es la finalidad del presente artículo.
El sexto peldaño de
todas estas escalas es el Mago, porque de él provienen todas estas manifestaciones. Si el Mago corona todos los palos,
constituye un punto de intersección. Uniendo las cuatro pirámides
de los palos obtenemos la cruz de las jerarquías.
He aquí la Cruz Universal de la Creación, los Cuatro Ríos del Paraíso, los Cuatro Arcángeles, los Cuatro Elementos. En definitiva, se trata de la estructura cuaternaria del Alma Humana Universal.
El Mago, siendo un punto de intersección de los cuatro palos, trasladado al espacio, constituye un vértice. Por lo tanto, podemos valernos de él para plegar los cuatro elementos y obtener la pirámide de base cuadrada, o Tetraedro Sagrado de la Creación, según los pitagóricos. Observemos que a partir del 4 se obtiene también el 6, por estos seis peldaños de nuestra pirámide.
He aquí la Cruz Universal de la Creación, los Cuatro Ríos del Paraíso, los Cuatro Arcángeles, los Cuatro Elementos. En definitiva, se trata de la estructura cuaternaria del Alma Humana Universal.
El Mago, siendo un punto de intersección de los cuatro palos, trasladado al espacio, constituye un vértice. Por lo tanto, podemos valernos de él para plegar los cuatro elementos y obtener la pirámide de base cuadrada, o Tetraedro Sagrado de la Creación, según los pitagóricos. Observemos que a partir del 4 se obtiene también el 6, por estos seis peldaños de nuestra pirámide.
Este castillo de naipes, es una metáfora del orden esencial que reinaba en el Hombre Espiritual, el Antropos Celeste. Imponente y polifacético, tal como la Torre de Babel, cuando perdió su eje, su delicado equilibrio se rompió y sobrevino la Caída. Al desplomarse, sólo quedó un mazo de cartas que ha sido barajado una y otra vez desde el comienzo de los tiempos, pero que jamás ha podido recuperar su arquitectura original. Sin embargo, no debemos creer que el Hombre Primordial era una cáscara vacía, porque en su Centro habitaba el Logos, sostén de la Vida Universal. Sirva lo dicho de alegoría para hacerse una idea de las operaciones que se realizan en la Teúrgia Íntima.
Recordemos que el vértice no constituye en verdad un escalón. El Mago es la unidad de todos los naipes en que se ha dividido. Las 60 cartas reunidas son el Demiurgo mismo. Al igual que todas las cartas de un palo, son en realidad el arcano que dirige el elemento. Por consiguiente, estos cuatro arcanos tampoco son verdaderos escalones. Lo mismo sucede con las figuras reales, que son la síntesis de los naipes de cada línea. Por ejemplo, el rey de copas es la unificación del 7, del 8, del 9 y del 10 de copas. El Tetraedro se reduce, entonces, a las 40 cartas blancas o las cuatro Tetraktys de los palos. Sin embargo, por sus potencias ocultas, alcanzan el número 6 en su proceso de Regeneración.
Otra forma de expresar la generación del seis a partir del cuaternario, se ilustra en la siguiente figura, donde se observa que los símbolos de los cuatro elementos pueden ser reunidos sobre la estrella de seis puntas.
En la síntesis de las combinaciones, las potencias del Tetraedro de las jerarquías celestes, al igual que los cuatro palos o elementos, se corresponden con la estrella de seis puntas. La misma que hemos utilizado en el Árbol Universal para representar la región espiritual. Los lectores atentos, se preguntarán donde se encuentra el número 7 en el Tetraedro. Este misterio lo dejaremos para más adelante. Aunque muchos lo resolverán fácilmente al notar que en nuestras consideraciones todavía no hemos tomamos en cuenta al número 8, porque posee ciertas propiedades especiales y menos evidentes.
Con lo que se ha expuesto hasta aquí, alcanza para aclarar algunos misterios ocultos en el pantáculo martinista. El Sello con el que se representa a la vía íntima, es un esquema que realizó Saint Martin en sus apuntes sobre los números. Consiste en la traza de una estrella de 6 puntas a la que se le superpone una cruz, o número 4, y un círculo o número 10 que rodea a ambas. El punto central de la figura, denota tanto la Unidad, como al número 7, que se obtiene al añadirse el 1 al 6 de la estrella. Estas propiedades numéricas, nos revelan que el pantáculo, que identifica a todos los martinistas, es una representación del Árbol Universal cuya estructura cosmogónica es, precisamente, 1, 4, 7 y 10.
Frederik
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Las Jerarquías Celestes - El Simbolismo de los Números V - Serie Simbólica 25 por Sociedad de Estudios Martinistas se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.
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