Máximas y Aforismos de Louis-Claude de Saint-Martin
Presentamos
a continuación un extracto de "Ochenta Máximas y Aforismos",
pertenecientes al Filósofo Desconocido, las cuales hemos traducido del
inglés.
Ø Dios es todo; la
lengua de Dios es el espíritu; la lengua del espíritu es la ciencia; la
lengua de la ciencia debe ser el hombre instruido. Pero el hombre de
instrucción ordinaria es como una pizarra, y muy a menudo llena de
errores de ortografía, como las pizarras de los pequeños comercios.
Ø
Es fácil encontrar porqué la Sabiduría es una locura a los ojos de este
mundo; es porque éste nos muestra por propia experiencia que es una
locura por sí mismo; pero por donde haya un buscador tras la Verdad,
aunque ardiente, ¿quién no se ha retrasado en el camino y posteriormente
considerarse un tonto cuando ha reasumido el paso sobre la Sabiduría?
Ø
Nunca te persuadas por ti mismo la posesión de la Sabiduría por la
virtud de la mera memoria o la mera cultura mental. La Sabiduría es como
el amor de una madre, la cual se hace sentir sólo después de las
labores y penas del parto.
Ø
Cualquier cosa que no sea la Sabiduría sólo provoca excesos en el
hombre. Con ella, él es adaptado para todas las cosas; para los
sentimientos de la naturaleza, para los placeres justos, para cada
virtud; en su ausencia su corazón se petrifica.
Ø Como nuestra existencia material no es la vida, entonces nuestra destrucción material no es la muerte.
Ø
El reino de la cabeza fue sujeto al mandato del corazón, y sirvió sólo
para engrandecerlo. Hoy día, el cetro que le pertenece por derecho al
corazón del hombre ha sido transferido a la cabeza, la cual reina en
lugar del corazón. El amor es más que el conocimiento, el cual no es más
que la lámpara del amor; y esta lámpara es aún menos que aquello que la
ilumina.
Ø La
ciencia separa al hombre de sus compañeros creando distinciones que a
menudo por prudencia se les prohibe dispensar. El amor, por el
contrario, obliga al hombre a comunicarse y establece en cualquier lado
el reino de la unidad de la cual deriva y es su principio. El Reparador
nada habló de ciencias porque Él no vino a dividir a los hombres; Él
habló sólo de amor y de virtudes, porque su deseo fue que ellos
caminasen al unísono. Pero la ciencia no solamente divide, ésta también
tiende al orgullo; el amor, por el contrario, no hace más que reunirlos y
guardarlos en la humildad. De ahí que San Pablo dijese que el
conocimiento eleva, pero la caridad edifica.
Ø
Para nuestro progreso personal en la virtud y la verdad una cualidad es
suficiente, a saber: amor; para el progreso con nuestros compañeros
debe haber dos: amor e inteligencia; para lograr el trabajo del hombre
debe haber tres: amor, inteligencia y actividad. Pero el amor es siempre
la base y la fuente gobernante.
Ø
Para muchos hombres la vida está compuesta de dos días; en el primero
ellos creyeron en todo; y en el segundo en nada. Para algunos otros la
vida también tiene dos días, pero lo que los distingue de los hombres
del torrente es que en el primero ellos creyeron sólo en ilusiones, y
esas son nada; mientras que en el segundo ellos creyeron en todo, porque
creyeron en la verdad, lo cual es todo.
Ø Un retrato sin marco es ofensivo ante los ojos del mundo, tan acostumbrado está éste a ver marcos sin retratos.
Ø
La ley del espíritu y del fuego es elevarse; la ley de la materia y de
los cuerpos es descender. Es así que desde el primer momento de sus
existencias, los seres corporales y los seres corporeizados
materialmente tienden hacia su fin y reintegración, cada uno dentro de
su clase.
Ø La
localización del alma ha sido un tema de frecuente disputa; para algunos
ella ha sido ubicada en la cabeza, para otros en el corazón, aún para
otros en el plexo solar. Siendo el alma una partícula orgánica y
material habría una razón para asignarle a ella un sitio, en tanto fuera
posible que pudiese ocupar uno. Pero si ella es una entidad metafísica
¿cómo puede ser localizada físicamente? Sus facultades solamente pueden
parecernos poseer un sitio determinado; la cabeza para las funciones del
pensamiento, meditación y juicio, y el corazón para los afectos y
sentimientos de toda clase. Pero como el alma por sí misma trasciende
por su naturaleza al tiempo y al espacio, sus correspondencias y
domicilio en el espacio escapa a todo cálculo.
Ø Dios es un paraíso fijo; el hombre debería ser un paraíso en movimiento.
Ø
El pecado más grande que podemos cometer contra Dios es dudar de Su
amor y piedad, porque es el cuestionamiento de la universalidad de Su
poder lo que es el persistente pecado del príncipe de las tinieblas.
Ø
Todos los hombres que son instruidos en los fundamentos de la verdad
hablan un mismo lenguaje, porque ellos son habitantes de una misma
nación.
Ø La cabeza
del hombre está erguida hacia el cielo, y por esta razón él no encuentra
ningún sitio donde poder reposarla en la tierra.
Ø
Nosotros vemos que la tierra, las estrellas y todas las maravillas de
la Naturaleza operan con exactitud y siguiendo un orden divino; nosotros
somos aún más grandiosos que ellas. ¡Oh Hombre! Respétate a ti mismo,
pero teme de ser imprudente.
Ø
Es insuficiente decirle a Dios "Hágase Tu Voluntad", nosotros debemos
siempre buscar el conocer esta Voluntad; porque si no la conocemos
¿quiénes somos para lograrla hacer de algún modo?
Ø
Aquello que es verdad ha sido subordinado a la adoración de la
apariencia por los hombres, mientras que la apariencia les fue dada para
ser subordinada a la adoración de la verdad.
Ø
Ordénate tú mismo acertadamente; esto te instruirá en la sabiduría y la
moralidad mejor que todos los libros que tratan sobre ello, porque la
sabiduría y la moralidad son fuerzas activas.
Ø
Los hombres de este mundo consideran que es imposible ser un santo sin
ser un tonto. Ellos desconocen que por el contrario, la única vía de
evitar el ser un tonto es siendo un santo.
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