La oración es una puerta que permite el intercambio entre el micro y el macrocosmos. Esta frontera entre lo individual y lo colectivo, con frecuencia, debe ser liberada por la voluntad. Aunque ella permanezca oculta por años, cuando su velo se rasga, lo espiritual se renueva en nosotros. Una Vida diferente llena nuestros mundos internos y somos testigos de la esencia metafísica del Universo. El contorno de nuestra singularidad se vuelve permeable y borroso cuando oramos. La plegaria es un tenue enlace por el cual se nos infunde el dulce Elixir Celeste.
Martinismo, Esoterismo Cristiano, Vía Íntima, Vía Cardíaca, Teosofía, Gnosis y Rosacrucismo
jueves, 13 de abril de 2017
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