martes, 19 de agosto de 2014

La Plegaria y la Teúrgia - Serie Breve 21



El iniciado debe estudiar todos los matices de la plegaria y practicar para provocar los diferentes estados que elevan su espíritu hacia el Todo Poderoso y atraen la Presencia Divina en su alma y dentro del Templo que construye.”
Serge Marcotoune – La Voie Initiatique


Existe una plegaria esotérica, muy distinta de la religiosa, pero las diferencias entre ambas no son fáciles de señalar. Porque desde un punto vista amplio, ambas buscan establecer una conexión con la Causa Primera. Esta equifinalidad, genera las mayorías de la confusiones entre lo que es religioso y lo que es iniciático respecto de la oración. Adentrarnos en los pormenores de estas cuestiones, demandaría un espacio del que no disponemos. A nuestros fines, alcanza con indicar que todas las distinciones que podamos hacer sobre la plegaria religiosa y la esotérica, obedecen siempre a los distintos estados a los que puede acceder el orante por uno u otro camino.


Para el iniciado, según la concepción del martinismo ruso, existen dos formas fundamentales de plegaria. La plegaria vibrante, cuya finalidad es reafirmar los elementos de evocación en las operaciones que elevan hacia los estados superiores, y la plegaria cotidiana, que asegura el vínculo con la tradición en la vida profana. Puede decirse, que ambas formas son estrictamente teúrgicas, dado que los estados constituyen vivencias en la existencia colectiva, y que el vínculo con la tradición es la unión al Coro.

La plegaria es un elemento esencial en las iniciaciones occidentales, cuestión sencilla de comprobar porque todos los rituales comienzan y terminan con una. Por consiguiente, vemos que la atracción de las fuerzas sutiles se moviliza por medio de la oración. La búsqueda de los estados superiores requiere franquear los pasos a través de la plegaria. También por ella se realizan las consagraciones, la acción de gracias, las evocaciones, las purificaciones, la acción sacrificial, la activación de los símbolos y de los pantáculos, etc. Todas las acciones importantes se ponen en práctica por la oración. Sin ella, el iniciado es incapaz de operar. Mientras que en oriente hay vías completas que se dedican exclusivamente a la meditación, en occidente cuando la meditación esta presente, sólo tiene un papel secundario y siempre complementario de la plegaria.

Es impensable una Teúrgia sin la oración, porque las fases esenciales de la primera dependen de la segunda. La atracción de la Presencia Divina, la vinculación con los Coros, la participación en la acción teúrgica propiamente dicha, y hasta la despedida de la fuerzas, se ejecutan todas por medio de la plegaria. Las oraciones diarias no son menos importantes. Aunque al comienzo sea una acción mecánica y externa, con el paso del tiempo, genera y alimenta el vínculo entre el iniciado y las Fuerzas Espirituales. Gracias a este canal, que se labra por el trabajo sencillo y continuo en el oratorio, es que la Presencia Divina se manifiesta en las prácticas mas profundas. El ejercicio regular de la oración, constituye la piedra angular que permite al iniciado realizar las operaciones que lo sumergen en los estados espirituales más elevados.

La plegaria es la continuación natural del iniciado en el plano espiritual. Constituye el acto iniciático por excelencia. Cuando se vuelve efectiva, su mecanismo unifica las fuerzas internas y las dirige hacia los estados superiores. Ella es el agente que modifica la percepción y la realidad del orante. Es la nave en la que se embarca la conciencia, para aventurarse hacia lo  inconmensurable del Alma Humana.



Nadeo


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