“Hay una división de la tabla universal reconocida por todos los observadores del orden de la verdadera filosofía, es aquella por la que se distingue la región divina, la región espiritual y la región natural.”
Louis-Claude de Saint-Martin - Des Nombres
En
los primeros escritos sobre el estudio del sistema que Saint Martin
expuso en sus obras De los Números y en la Tabla Natural,
tratamos de delinear un esquema general, de tal forma, que facilite
el futuro abordaje de algunos asuntos particulares que consideramos
valioso analizar y que son la cuestión central de la presente saga.
Pese a lo que muchos creen, el Filósofo de Amboisse no se limitó a Pasqually y a
Boehme. Sino, que fue un gran investigador y amalgamó conocimientos
de diversas fuentes en un sistema propio. Se ve que gustaba de la comparación y del análisis entre las
distintas corrientes. A juzgar por sus propios comentarios, admiraba
el hecho de que tradiciones completamente desconectas, hayan alcanzado el mismo conocimiento sobre ciertos
aspectos de la realización espiritual. Estos hallazgos eran la
prueba clara del origen Divino de la Sabiduría que los iluminaba. Y, al mismo
tiempo, la demostración de la existencia de elementos
inalterables, a partir de los cuales se genera todo lo creado. Así, las
obras del hombre, o de cualquier Ser del Universo, son sólo el
producto de la unión de estas piezas metafísicas. Tal como las palabras de un idioma son conformadas sólo por las
letras de su alfabeto. De los Números y la Tabla Natural,
nos presentan un sistema que describe las ideas Principio, sus
propiedades, sus vinculaciones y el arte de combinarlas
entre sí. El filósofo de Amboisse, dio especial preponderancia a
las coincidencias cruzadas entre las diversas escuelas filosóficas. Con ellas, estableció un modelo que, sobre un pilar de ideas originales, inserta conceptos provenientes de
numerosas fuentes, como Agrippa, Paracelso, los pitagóricos, la
cábala, los tratados chinos Zhou Bi Suan Jing y el I Ching, etc.
Encontramos en la alegoría del árbol universal, el elemento que nos permite plantear de forma más clara e intuitiva el sistema de Saint Martin. Es verdad, que en su obra no aparece ninguna figura de árbol, pero en varios pasajes utiliza éste simbolismo como analogía del Universo. Podemos afirmar, que el árbol constituye el símbolo principal con el que se representa la unidad de la Creación en De los Números. Así mismo, en la Tabla Natural, Saint Martin utiliza el árbol cómo símbolo integrador entre la Divinidad y los procesos del alma humana. El hecho de que se trate de un símbolo literario y no gráfico, no le impide ser central.
Saint Martin explora los números a través de un plan general que divide la creación en tres mundos o regiones. La Región Divina, la Región Espiritual y la Región Natural. Traza este esquema sobre un árbol, cuyo origen, no sólo se debe remontar al relato del génesis y a la cábala. Recordemos que los egipcios ubicaban a los dioses y a las almas de los hombres sobre un mítico árbol celestial. Está visión de un Universo axial, conformado por principios perennes y ramificados, es afín a la interpretación que hace la tradición hermético-rosacruz.
Al
momento de elaborar un diseño de árbol, las múltiples influencias
con las que trabajó Saint Martin, dificultan realizar una
trasposición directa con la cábala. Porque el árbol que describe
el Filósofo Desconocido no es el de la Vida. Sus
interpretaciones sobre los números y los arcanos tienen
particularidades ausentes en la cábala. A tal
punto, que la aplicación y las conclusiones poseen sensibles
diferencias. Esto nos lleva a la necesidad de considerar varias
fuentes, como a Agrippa y a Paracelso. Lo que nos conduce a Ramon
Llull y Arnau de Villanova, entre otros. Recordemos que fueron los hermetistas
europeos de aquellos tiempos, los que inspiraron a los cabalistas la idea de ordenar las
sefirots en un esquema de árbol, ya que antiguamente se las
representaba mediante círculos concéntricos al estilo de una
cebolla.
En el
árbol del Filósofo Desconocido, las raíces representan los
principios divinos ocultos, mientras que el tronco y las ramas son la
manifestación de estos principios en las otras regiones de la
Creación. La Sabiduría se propaga por la sabia que trepa desde las
raíces hasta la copa, constituyendo el nutriente filosófico
universal. Esta visión, es cercana a las nociones egipcias y
rosacruces. Supone notables diferencias con el árbol cabalístico
que está inspirado en la caída del rayo, y que interpreta que la
Luz desciende del cielo hacia la tierra.
Para
exponer la Creación por los números, Saint Martin descarta la
noción de las décadas contiguas. En cambio, define las regiones
por lo que llama potencia o multiplicación teosófica. Esta no es la
simple potenciación aritmética, sino que está guiada por ciertos
preceptos metafísicos. Los números del 1 al 10, constituyen las
raíces ocultas de la región Divina. El tronco está formado por los
cuadrados de estos números que generan la región espiritual y,
finalmente, el cubo establece la región natural que se representan
por las ramas y los frutos del árbol. Estas tres primeras potencias
son las únicas relevantes, dado que tres son las dimensiones de la
materia. Más abajo se puede observar un primer esquema que
presentamos de lo que hemos denominado el Árbol Universal. Y es un
primer esquema, porque a medida que vayamos analizando distintos
asuntos, veremos que este árbol se compone de muchos otros árboles
que están en potencia en él.
Frederik
*
* *
El Simbolismo de los Números – I La Visión del Universo – Serie Simbólica 20 por Sociedad de Estudios Martinistas se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.