domingo, 21 de septiembre de 2014

El Simbolismo de los Números – III. El Árbol Universal – Serie Simbólica 23




En la presente saga no abordaremos un análisis particular de cada número, ni describiremos las operaciones teosóficas. Esto se debe a que tales estudios son bien conocidos por la mayoría de los martinistas. Además, el objetivo es delinear la visión de conjunto, de tal manera, que el valor singular de los números y de las operaciones tomen un nuevo significado bajo una visión integradora.

Cómo hemos anticipado en los escritos anteriores, el árbol universal no posee una única traza. Sino, que existen innumerables maneras de plasmarlo. Si sólo existiera una, no seria verdaderamente universal. Las que utilizamos en esta saga son ejemplos que nos permiten identificar los diversos géneros, porque su variedad es tan inmensa que ni siquiera podemos aspirar a abordar las especies.

La forma que vamos a estudiar, consiste en una variante del árbol de las potencias, en la que no se repiten los números. En esta versión, el número uno sólo aparece en la raíz, al igual que el cuatro, el ocho y el nueve. El sesenta y cuatro está presente sólo en el tronco. Siguiendo éste criterio, la raíz o mundo divino, está conformado por diez números. El tronco o mundo espiritual consta de siete números cuadrados, y la copa o mundo natural de siete números cúbicos.

Vemos que sólo en el orden divino nos es posible encontrar la perfección del círculo o número diez. Tanto el mundo espiritual como el natural son regiones en las que se manifiestan siete potencias características. Estas siete potencias, son las que conservan el equilibrio o armonía universal en cada región. Sin embargo, no pueden producir nada por sí mismas. Gracias a que otras tres potencias, pertenecientes a un orden superior, vienen a completar la década, la Creación es posible en estos mundos. Esta cuestión nos revela porque el Hombre Primordial, a pesar de ser de naturaleza espiritual y contener las siete potencias en sí mismo, no podía jamás emanar seres espirituales sin el auxilio de la Tríada Divina.

Dentro del esquema del Árbol Universal podemos disponer las potencias en configuraciones geométricas que representan la estructura de cada mundo. La región divina corresponde a un círculo que conforma la década numérica. Desde esta visión la raíz es circular, y por lo tanto no posee principio ni fin. Mientras los números se mantienen vinculados a través de este círculo, son parte de la Unidad de todas las cosas.

En la región espiritual, las siete potencias se configuran por un hexagrama producto de la intersección de dos tríadas. El centro del hexagrama constituye la séptima potencia. Este es el símbolo del macrocosmos. Las fuerzas están equilibradas, posee un centro alrededor del cual la tríada activa y la tríada pasiva convergen, generando la manifestación de las ideas. Son los seis días o actos divinos de la Creación que se corresponden con las seis puntas de la estrella. Mientras, que el séptimo se caracteriza por la inacción y está representado por el centro. Por lo tanto, es fijo e inamovible y constituye el descanso de todas las otras potencias.

En la región natural las siete potencias se simbolizan por un triángulo y un cuadrado. El triángulo corresponde a las ideas y el cuadrado a las formas que las recubren. En este mundo, encontramos una polaridad en su estructura, simbolizada por los dos centros: uno del triángulo y otro del cuadrado. Además, la polaridad se manifiesta también en los puntos de la base del triángulo que coinciden con el lado superior del cuadrado.

Desde las formas geométricas, bastan el punto, el círculo, el triángulo y el cuadrado para generar por completo el árbol de las potencias. Esta es la razón por la que Saint-Martin daba tanta importancia al número cuatro como síntesis completa de la creación y número central entre 1 y 7. Al operar por él y sus precedentes, puede obtenerse todas las posibilidades verdaderas de la cosmogonía.

Este análisis nos permite determinar las esencias o potencias propias de cada uno de los mundos. Teniendo en claro que las regiones espiritual y natural poseen una estructura septenaria, en los próximos artículos avanzaremos en el estudio de las cosas que han sido generadas a partir de las siete potencias primordiales de cada plano. Entonces, nos será más sencillo comprender cómo operar su reintegración.


Frederik


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