Las diversas escuelas martinistas difieren en varias cuestiones. Pero, estas distinciones no tienen sus raíces en las especulaciones ni en los libros. Sino, en las distintas formas de implementar la praxis para obtener la Regeneración.
El martinismo
plantea que existen múltiples caminos para alcanzar la Regeneración
de la vía íntima. Como ella es un estado de conciencia metafísico,
es imposible encerrar en una instrucción, o en fórmula ritual, la
manera de despertarlo. El problema que un iniciado debe afrontar es
a la vez único y universal. Único, porque cada individuo afronta
una situación interna irrepetible. Universal, porque la raíz
metafísica del problema es en realidad Colectiva. La práctica
conduce a una experiencia íntima e inefable para cada estudiante. Al
ser tan personal, a la hora de trasmitirla a otros existen ciertas limitaciones. Si hablamos de compartir los resultados entre los diferentes grupos, las dificultades son aún mayores.
En éstas condiciones de trabajo, es natural que se produzcan variaciones entre las distintas corrientes. Ya que cada una aborda la práctica desde su visión y experiencia particular. La heterogeneidad en la praxis es algo propio del martinismo. Ella constituye un sello inconfundible de las vías de maestro a discípulo. Por ejemplo, la filocalia de la iglesia ortodoxa rusa, siendo una vía exotérica de oración, aparentemente sencilla, presenta una gran variedad de métodos y fórmulas. Cada starets (maestro de oración) tiene su técnica particular que ha desarrollado integrando su experiencia y estudio a lo que le ha trasmitido su antecesor. Por lo tanto, la coexistencia de múltiples variaciones de la técnica otorga a éste tipo de vías flexibilidad y permite adaptarlas a la problemática de cada estudiante y de cada grupo.
En éstas condiciones de trabajo, es natural que se produzcan variaciones entre las distintas corrientes. Ya que cada una aborda la práctica desde su visión y experiencia particular. La heterogeneidad en la praxis es algo propio del martinismo. Ella constituye un sello inconfundible de las vías de maestro a discípulo. Por ejemplo, la filocalia de la iglesia ortodoxa rusa, siendo una vía exotérica de oración, aparentemente sencilla, presenta una gran variedad de métodos y fórmulas. Cada starets (maestro de oración) tiene su técnica particular que ha desarrollado integrando su experiencia y estudio a lo que le ha trasmitido su antecesor. Por lo tanto, la coexistencia de múltiples variaciones de la técnica otorga a éste tipo de vías flexibilidad y permite adaptarlas a la problemática de cada estudiante y de cada grupo.
Ningún maestro, podría prever las necesidades
únicas y específicas de un determinado estudiante. Por eso, jamás se dan fórmulas acabadas. Simplemente, se trasmite los fundamentos de lo hay
que hacer. El detalle de cómo hacerlo debe resolverlo cada uno.
Para tratar de ser
más claros, podemos recurrir a una analogía clásica entre la vía
espiritual y el arte de la guerra. Durante un conflicto bélico, un
comandante no está para definir las situaciones con las que se
enfrenta cada soldado, sino que su principal responsabilidad es la
estrategia. El debe trazar el plan a gran escala. Para materializar
la estrategia, el comandante tiene el auxilio de otros oficiales de
alto rango: los generales. Ellos llevan adelante las tácticas
necesarias durante las batallas. Pero aun así, el general no puede
resolver todo. Existen otros oficiales de mediano y bajo rango
para que la táctica pueda ser plasmada. Los oficiales, para cumplir
con las órdenes en el campo de batalla, necesitan soldados.
Finalmente, una vez planteada la táctica y los objetivos de cada
división, todo queda en manos de las habilidades personales de los
soldados y de su trabajo en equipo.
En las cuestiones
espirituales operativas, el maestro de una vía es como el
comandante. Él traza los objetivos y explica qué es lo que hay que
hacer para tener éxito en el camino espiritual. Luego, están los
que difunden su vía, que son como los generales y los oficiales de
menor rango. Ellos, gracias a su experiencia, son los que ponen en
práctica las enseñanzas del maestro. Y, finalmente, están los
estudiantes que, al igual que los soldados, deben resolver
problemáticas concretas sobre su propio camino espiritual.
Los grupos
martinistas son los encargados de poner en práctica las enseñanzas
de Saint Martin. Para tal fin, han pulido técnicas que permiten
encontrar el cómo a cada iniciado. Ellas no son una receta
infalible, por lo que varían de grupo en grupo. Constituyen un
adiestramiento que le permite al iniciado pasar por experiencias útiles para resolver los obstáculos que encuentra durante el trabajo interno. Por estos motivos, existen en el martinismo una gran variedad de técnicas y de métodos. Sin embargo, la
vía íntima martinista, no deja jamás de ser una Unidad.
Nadeo
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Acerca de la Operatividad - Serie Breve 10 por Sociedad de Estudios Martinistas se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.
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