El martinismo, como
corriente espiritual cristiana, llega a nosotros gracias a los textos, a los oídos y a las bocas que han escuchado y repetido sus
misterios más profundos. Tal como el agua, que se abre paso desde la
montaña al mar, transitando diferentes geografías y tomando distintos
rumbos y formas, sin dejar jamás de ser agua. Lo mismo
sucede con la corriente espiritual martinista, que adquiere ciertas
características de acuerdo al escenario histórico y cultural por el
que marcha, sin dejar de ser nunca martinista. Porque todas estas
vertientes llevan en sí mismas el germen de la Regeneración de
Saint Martin. Aunque, cada una tiene una manera particular de
abordarla. En las corrientes del martinismo encontramos bifurcaciones
que rodean grandes escollos; perezosos y silenciosos arroyos de
llanura; poderosos causes de aguas profundas y turbulentas; y, por
supuesto, muchas corrientes subterráneas que avanzan ocultas, por debajo
de la superficie de la historia.
Estas numerosas
líneas hacen del martinismo un fenómeno sumamente complejo.
Encontramos órdenes grandes, medianas y pequeñas. Pero también,
hay una importante cantidad de martinistas solitarios o que
pertenecen a grupos libres. Por lo general, estos grupos se conforman
de un número reducido de estudiantes e investigadores. Algunos
estiman que cerca de la mitad de los martinistas del mundo no
pertenecen a las grandes órdenes. Aunque, la mayoría, han
pertenecido a alguna de ellas, al menos una vez. Las estructuras
libres, son típicas de las formas martinistas. Las corrientes
independientes son igual de respetadas que las grandes órdenes. Ya
que su tradición se basa en que Saint Martin jamás fundó orden
alguna. Por lo tanto, las órdenes son una introducción posterior,
que no resultan necesarias a la vía. El no pertenecer a
una orden, no modifica en nada la validez de los trabajos del
iniciado, siempre y cuando haya recibido su iniciación en la forma aceptada por sus pares.
Están
las corrientes que apuestan a la Movilidad de Contenidos y de
Prácticas. Ellas dejan libertad absoluta a los iniciados para
que trabajen los contenidos que les parezcan más adecuados. Estos
contenidos no son fijos, sino que van cambiando según la necesidades
de cada grupo. Para el oratorio, se suele trasmitir algunas prácticas
básicas. Sobretodo en los primeros pasos de cada grado. Luego, el
iniciado completa las prácticas de acuerdo a su criterio
personal. Esta forma de trabajo tiene la ventaja de una gran
adaptación de los contenidos y los medios. La contra, es que no hay
un eje bien definido. En estos casos extremos, el eje lo constituye,
por lo común, el soporte ritual. Esto suele ser la manera de trabajo
de los grupos libres. Donde se deja a la autodeterminación el estudio y la investigación. Si bien hay órdenes que trabajan de esta manera, suelen
ser las menos, y generalmente son las que se encuentran en proceso de
formación.
Otros
apuestan a un Cuerpo de Instrucciones y dan gran libertad en las
prácticas individuales. En esta opción, existe un conjunto
de instrucciones prefijadas. Por ejemplo, una serie de discursos para
las reuniones, o un conjunto de documentos con contenidos
preestablecidos que se envían por correo. En estos casos, el eje de
estudio se clarifica y existe una planificación de los contenidos
mínimos sobre los que trata el trabajo. Hay prácticas para el
oratorio establecidas, sin embargo, el iniciado tiene que usar su
criterio para el trabajo individual. La gran ventaja, es que se
asegura una base y que la investigación sobre la
praxis probablemente tenga una orientación a fin a lo que se ha trasmitido en la instrucción. Muchas órdenes trabajan con éste sistema. La
investigación, puede decirse que alcanza una maduración media.
La
última alternativa es trabajar con un Cuerpo de Instrucciones y un
Cuerpo de Prácticas. En este caso, la planificación
no sólo abarca los contenidos de las instrucciones, sino que las
prácticas están igualmente planificadas y sistematizadas. Es decir,
que existe un eje claro en las instrucciones, que se manifiesta
igualmente en las prácticas trasmitidas. Cabe aquí aclarar, que las
prácticas para constituir un cuerpo deben conforman un sólido
conjunto. Es decir, que el grupo de las prácticas tiene un objeto,
un sentido y un criterio común previamente establecido. Las prácticas deben constituir una unidad. Cada ejercicio se
vincula con los demás y juega cierto papel, previsto de antemano, en
el Cuerpo de praxis. Hay una unidad
inmanente entre las partes y el todo. Esta situación, sigue la
lógica de la teúrgia. Ya que, tanto los contenidos como las praxis,
tienden a integrarse en una Unidad de Realización. La ventaja de este
método, es que el eje de estudio está bien definido y las prácticas
cobran un sentido de conjunto o colectivo. La desventaja, es que la
libertad de experimentar del iniciado se reduce, al tener que
concentrar los esfuerzos en una dirección determinada. Sin embargo,
se gana celeridad sobre los avances. Generalmente, los grupos u
órdenes que poseen un cuerpo unificado de contenidos y de prácticas,
es porque dedican gran esfuerzo a la investigación y poseen una
importante experiencia en el oratorio.
En la Sociedad de Estudios Martinistas, se ha decidido trabajar con un cuerpo unificado de instrucciones y de prácticas
para el oratorio. El plan abarca el estudio de los misterios y el
trabajo en el oratorio hasta el grado de S.I. La flexibilidad, durante la dos primeros
grados, consiste en que el estudiante participa de las investigaciones que son
coordinadas desde el Círculo de Estudios e Investigaciones Jakob
Boehme. Cuando se alcanza el grado de S.I., se dirigen y coordinan los proyectos de investigación. Una vez que el S.I. termina la instrucción, queda a su criterio la continuación de su trabajo particular en el oratorio y los aportes de su experiencia.
Nicodemo
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Los Ríos del Martinismo - Serie Breve 7 por Sociedad de Estudios Martinistas se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.
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