Preludio mínimo al estudio del Tarot
Como hemos demostrado en
el quinto escrito de la serie, los símbolos no son religiosos o
esotéricos. Sino, que es el observador el que da éstas categorías
– y otras muchas - a las interpretaciones que realiza. Todo símbolo
es de origen metafísico y, por lo tanto, es susceptible de ser
interpretado según las diferentes nociones al que el estado de
conciencia del observador sea capaz de acceder. El símbolo es un
puente entre dos mundos. Analizar los símbolos, incluso aquellos que
no consideramos habitualmente, nos puede permitir acceder a Verdades
Superiores.
El desarrollo de la
Serie, nos lleva a adentrarnos cada vez más por los caminos del bosque simbólico martinista. En esta ocasión, nos acercamos al Tarot. Muchos han
definido al Tarot como un oráculo. Sin embargo, hay que ir más allá
de sus aplicaciones bajas vinculadas con la mancia, para ver en él
un contenido mas profundo y esencial, que puede ser muy útil para
todo estudiante de la vía íntima. Podemos afirmar que el Tarot,
constituye en verdad un fondo simbólico que expresa una completa y
elaborada concepción metafísica. No escasean los martinistas que
han trabajado y recomendado el estudio de esta herramienta.
Encontramos entre ellos a grandes maestros que han dedicado obras
completas a explicar y dilucidar el sistema del Tarot.
Para los que puedan objetar que Saint Martin nunca tomó en cuenta el Tarot, sólo diremos que el Tarot, como lo conocemos, es la forma gráfica actual más común con que se expresa éste fondo simbólico. Que dicho fondo simbólico, es conocido con gran anterioridad a las cartas. Y antes de que ellas fueran elaboradas y difundidas, se trasmitía desde antiguo mediante otros tipos de soporte. Por eso, si bien Saint Martin no lo nombra directamente, sí realiza un profundo análisis de su fondo simbólico en su obra “Tableau naturel des rapports qui existent entre Dieu, l'Homme et l'Univers”, la cual se encuentra dividida en XXII capítulos, que se corresponden con los XXII Arcanos Mayores.
No haremos un análisis
acerca de la lógica y motivos de éste sistema simbólico, porque
creemos que nuestros lectores cuentan con los recursos suficientes
para acceder fácilmente a la bibliografía especializada que trata
éste tema de forma más extensa y adecuada. Por lo tanto, nos
limitaremos a utilizarlo como herramienta para disertar y aprender
sobre el variado y rico simbolismo de los Arcanos Mayores. Al mismo
tiempo, que exploraremos las concepciones de la Teosofía de Saint
Martin de una forma más amena que la usual, pero no menos profunda.
Le Bateleur o El Mago
Bateleur es un
vocablo que tiene varias acepciones en francés. Se usa para
referirse a un saltimbanqui, un titiritero, un equilibrista, etc. En
general, se aplica a quien se dedica al mundo del espectáculo. En
esta primera clave, se nos presenta un personaje que se encuentra de
pie junto a una mesa rectangular, donde realizará sus números. Por
lo tanto, se trata de un artista callejero, alguien que posee una
imaginación y creatividad capaz de sorprender con trucos al
espectador. Nuestro Bateleur nos ofrece una ilusión, un
divertimento. Las creaciones de este personaje, pueden ser muy
entretenidas, pero son sólo algo esencialmente pasatista. Sobre la
mesa observamos los elementos con los que el Bateleur arma su
espectáculo: dados, cubiletes, pelotas, cortaplumas, pañuelos y, su infaltable, bolsa de trucos. Vemos que hasta esgrime una varita mágica. Todos
ellos nos hablan de asombro y de cosas imposibles que van a
deslumbrarnos. Pero lo esencial en lo que vamos a ver, es que sabemos
de antemano, que son ilusiones. Que detrás de todo está el truco.
El espectador va a dejarse llevar, sin embargo, sabe que
lo que sus sentidos le mostrarán no será algo real. Quizás será asombroso, maravilloso, pero siempre el espectador se preguntará
¿Cómo lo hizo? Nuestro Bateleur podrá parecer alguien fuera de lo
común, con grandes poderes. Probablemente hará alarde de ello
durante la función. Sin embargo, sabemos que estos poderes son
fraudulentos. Que no pueden ser tomados en serio.
Reflexionemos sobre estas
cuestiones. El primer arcano, quien nos abre la puerta al mundo del
Tarot, es un ilusionista, esta sería una traducción mucho más
acertada que “mago”. Somos recibidos por un divertido embaucador,
que nos guiña el ojo mientras nos entretiene con su acto. Si
interpretamos esto cosmogónicamente, nuestro Bateleur, es un
demiurgo, que ostenta grandes poderes. Pero estos poderes, en verdad,
no le pertenecen. Este demiurgo es la causa aparente. Sin embargo,
sus poderes creadores no les son propios. Sino que están siendo
usurpados a una Causa Real, abstracta, invisible. Detrás de nuestro
titiritero, hay otro titiritero. Y es éste último quien mueve los
hilos del Universo. Nuestro demiurgo, es sólo un signo, débil y
desdibujado, de la Causa primitiva. El primer Arcano es una
fantástica advertencia de que no debemos olvidar que los desarrollos
que prosiguen, son sólo la continuación de la ilusión de este
demiurgo, pícaro y embaucador. He aquí, la primera exhortación al
buscador: no confundir la Causa Primera con la causa aparente. De no
olvidarnos que todo es una ficción. Que estamos dentro de un
espectáculo bien montado, pero que es sólo algo artificial.
Fracasaríamos si buscamos la Causa Primera en éste mundo.
La Unidad, está mucho más allá de nuestros sentidos. Pues si nos fiamos de ellos, entonces creeremos que el cómico saltimbanqui del Tarot es el Origen de todo. Por eso, se nos presenta un bufón, para que rechacemos de plano la idea de que tal principio material y limitado, puede ser el Verdadero Origen del Universo. No debemos olvidar, que lo que es el Origen de las Cosas, es también su destino final. Hay que evitar ser como los hombres del torrente, que creen en que este arlequín es el Origen y el Fin de todo. Esta primera carta nos indica que hay un Creador detrás de éste creador. El martinista debe buscar, esta Causa Primera, esta fuente de todo lo que existe. Debe ir más allá de las apariencias del mundo de la materia. Debe penetrar lo metáfisico en busca del Dios único y real. Pues retornar al seno de ésta Unidad Primera, es la Verdadera y Única Ley de todo lo que realmente Es.
La Unidad, está mucho más allá de nuestros sentidos. Pues si nos fiamos de ellos, entonces creeremos que el cómico saltimbanqui del Tarot es el Origen de todo. Por eso, se nos presenta un bufón, para que rechacemos de plano la idea de que tal principio material y limitado, puede ser el Verdadero Origen del Universo. No debemos olvidar, que lo que es el Origen de las Cosas, es también su destino final. Hay que evitar ser como los hombres del torrente, que creen en que este arlequín es el Origen y el Fin de todo. Esta primera carta nos indica que hay un Creador detrás de éste creador. El martinista debe buscar, esta Causa Primera, esta fuente de todo lo que existe. Debe ir más allá de las apariencias del mundo de la materia. Debe penetrar lo metáfisico en busca del Dios único y real. Pues retornar al seno de ésta Unidad Primera, es la Verdadera y Única Ley de todo lo que realmente Es.
“Este Principio
supremo, fuente de todas las Potencias, o sea de las que vivifican el
pensamiento en el hombre, de las que engendran las obras visibles de
la naturaleza material, este Ser necesario para todos los demás
Seres, el germen de todas las existencias: este término final hacia
el cual tienden, como por un esfuerzo irresistible, porque ellas
todas buscan la Vida; este Ser, digo es al que los hombres
generalmente llaman DIOS.”
Louis Claude de Saint
Martin - Tableau naturel des rapports qui existent entre Dieu,
l'Homme et l'Univers
Frederik
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Arcanos Mayores del Tarot – I. El Mago - Serie Simbólica 7 por Sociedad de Estudios Martinistas se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.
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