Como viajeros de la comarca del Tarot
hemos atravesado las primeras espesuras, y superado sutiles
falacias acerca del origen de éste mundo. Sin embargo, el Demiurgo - nuestro bateleur - está lejos de agotar sus recursos y extrae
ahora de su bolsa de trucos una nueva ilusión: El Emperador. Ante
nosotros, encontramos una trampa, la cual en otros tiempos tuvo otra
forma y otras funciones. Desde hace siglos, el propio Ramón Llul ya había
previsto su actual protagonismo. Podemos decir que este arcano
constituye la red en la que casi todas las cosas y todos los actos de
la humanidad actual se encuentran atrapados. Mediante una ilusoria transformación de la realidad sensible, éste agente del error concentra el esfuerzo y los recursos de las sociedades humanas de nuestra época. Es así,
que este personaje preside un imperio heterogéneo e inmenso,
compuesto de hombres y mujeres de todas clases y condiciones.
Científicos, religiosos, políticos, trabajadores, e incluso
iniciados reclaman un lugar en su gélido reino.
El emperador es un hombre maduro, casi
entrando en la ancianidad. Lo que nos habla de que su reinado no se
encuentra en expansión, como el de la emperatriz del tercer arcano.
Sino, que sus fronteras se mantienen estables. Dentro de su territorio
reina una Pax Imperia, la cual nos es señalada por un escudo
con el águila imperial que descansa en tierra. El cetro es portado
en la mano derecha, que indica el gobierno por medio de la razón, la
legislación y la burocracia. El emperador está en una actitud
relajada, cómoda, seguro de su poder. No necesita mostrarse poderoso
ni avasallante. Sabe que su reinado es percibido como el mas grande y perdurable de todos. Su imperio es el centro del mundo. Por lo tanto,
aquello que necesite le será traído. Los asuntos humanos gravitan
naturalmente hacia él. Porque los pueblos sometidos se sienten
parte del imperio debido a que han pasado muchos años bajo su yugo. La
máquina militar imperial se dedica a custodiar sus vastas
fronteras y apagar los casi inexistentes disturbios internos. La economía general ha prosperado, y si bien sólo se
han beneficiado unos pocos, ellos están convenientemente repartidos por las
provincias y se ven muy prósperos. Estos súbditos son los principales
encargados de mantener el status quo a fin de continuar disfrutando de las ganancias. Se ha generado una clase de burócratas,
que trasmiten y reafirman el sentido de pertenencia asegurando a los
ciudadanos comunes la administración de la justicia y la paz
interior.
El imperio al que alude éste arcano, es el poder del materialismo. La razón y el bienestar material
como valores sociales. Sostenido por la ciencia, el academicismo y la
tecnificación, que son idolatrados como dioses. Pero no debe
entenderse aquí que la ciencia y la técnica son en realidad indeseables. El problema consiste en la postura de hacer de ellos una
religión, de caer en la idolatría. Tal como lo han hecho la
corriente materialista y los ateos de nuestro tiempo. Aquél que sostiene que no hay Causa Primera y que el ser humano
proviene de la nada misma, se ve a sí mismo como poseedor de la Verdad. Y ,por lo
tanto, él ocupa el lugar del Dios que pretende destruir. Negando el
Principio Primero, se erige a sí mismo como Dios.
La ciencia y la técnica son
desarrollos que corresponden a la naturaleza material del hombre. Es
una forma de ejercer su acción sobre el mundo en el que está
inmerso. Esto no debería sorprendernos, porque el hombre debe
ordenar éste mundo y ser una reflejo del Principio por el que ha sido
emanado. La transformación es innata en su acción sobre la materia.
El peligro, es no comprender que el hombre tiene una doble naturaleza. No debe limitar su acción al mundo material, dejando de lado la guía de
su esencia espiritual. Actuar disgregado, cuando debería movilizarse
de manera unificada. Sus obras en la materia tendrían que reflejar
su esencia espiritual, y no contemplar sólo las problemáticas
materiales. De hecho, cuando su acción se basa solamente en dar
solución a ciertas cuestiones materiales, los resultados
obtenidos son relativos. Debido a la parcialidad del análisis. Tal
como sucede con el impacto ambiental de la actividad productiva.
Cuando el hombre actúa en la dualidad y deja de lado el punto de
vista de la Unidad, entonces sus acciones se vuelven en contra de
él. Poniendo en peligro su existencia y la de sus
semejantes. Creer que no tendrá consecuencias si se actúa de esa forma, es ser insensato. Estas acciones del hombre,
en vez de ordenar el mundo material, causan caos y propagan las
calamidades que, de por sí, se encuentran ya en potencia en la propia
esencia de este plano.
El hombre y todas sus creaciones son un
producto de la combinaciones de ciertos elementos primordiales o
agentes directos del Principio primero. Y aunque el hombre viva la ilusión de que sus creaciones e ideas son un producto de él mismo, ellas no pueden
estar compuestas por otra cosa que estos elementos primitivos. Cuando
el hombre crea y no tiene en cuenta las vinculaciones entre estos
elementos, los resultados de su acción son inesperados. Mas tarde, se asombra de haber omitido en sus elucubraciones cosas obvias. Pero el daño ya
se ha hecho. Estos elementos primitivos están igualmente en el
lenguaje y en los pensamientos. Ellos han sido representados en este
plano por las lenguas, las letras, los números, y otros sistemas. El
propio Tarot, es una de las múltiples representaciones de estos elementos
primitivos. Cada arcano es un ejemplo de como debemos utilizar
adecuadamente estos principios a fin de iluminarnos y no tener
consecuencias nefastas. Estos elementos primitivos son conocidos
desde tiempos remotos, y su estudio ha constituido uno de los
misterios centrales de las tradiciones esotéricas. El cuarto arcano,
viene a recordarnos que nuestras acciones en la materia deben
respetar la unidad con el espíritu. Debemos tener en cuenta los
principios espirituales cuando operamos sobre la materia. Porque si
ignoramos estos principios y sus agentes, entonces nuestras propias
creaciones tendrán consecuencias inesperadas, cuando por la
interacción natural de estos elementos primitivos, ellas se
movilicen según las reglas que establece el Principio primero y no por nuestras falaces espectativas.
"«Es
seguro de que los sonidos y los carácteres alfabéticos que sirven
de instrumentos fundamentales a todas las palabras que empleamos para
manifestar nuestras ideas, deben contener los signos y los sonidos
primitivos que les sirven de base; y esta verdad profunda nos es
indicada desde muy antiguo en el fragmento de Sanchoniaton
(*), donde se representa a Thot abriendo el portal de
los Dioses, por medio de los carácteres sagrados de las letras;
emblema sublime y de una fecundidad inmensa, porque son tomados de la
fuente misma, de donde el hombre debería siempre beber.»
Admitiendo
los signos primitivos para la expresión sensible de nuestras ideas,
no debemos detenernos ante la variedad infinita de los que se
utilizan entre las diferentes Naciones de la Tierra: esta variedad
prueba solamente nuestra ignorancia. Porque, si la ley que sirve de
órgano a la suprema Sabiduría, establece en todas partes un orden,
una regularidad; debe haber determinado, para la expresión de los
pensamientos que nos envía, signos invariables, como los estableció
para la producción de los hechos materiales: Y si no fuimos
sepultados en las tinieblas profundas, o si nos apegamos más a
seguir el camino instructivo y luminoso de la sencillez de los Seres,
¿Quién sabe si no alcanzaríamos a conocer la forma y el número de
estos signos primitivos, es decir, a fijar nuestro alfabeto?"
Louis Claude de Saint Martin - Tableau naturel des rapports qui existent entre Dieu, l'Homme et l'Univers
Frederik
(*)
Monumento antiguo cuyo texto , de
carácter cosmogónico, es atribuido a la tradición fenicia y se lo
conoce como una de las versiones del Libro de Toth. El hecho de que
Saint Martin mencione al dios Toth utilizando un sistema de caracteres y
letras como medio de comunicación con lo Superior, resulta sumamente
sugerente. Ya que el sistema de representación de estos mismos
Principios inalterables por medio de los arcanos del Tarot recibe
igualmente el nombre de Libro de Toth. N. del T.
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Arcanos del Tarot IIII - El Emperador - Serie Simbólica 15 por Sociedad de Estudios Martinistas se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.
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