Jakob Böhme

Jacob Boehme



Nació en Altseidenberg, un lugar como a dos millas de distancia de Goerlitz en Alemania. Era hijo de campesinos pobres, y en su juventud arrendaba el ganado de sus padres. Luego fue enviado a la escuela en donde aprendió a leer y a escribir, entrando posteriormente como aprendiz en una tienda de zapatos.

De joven poseía la cualidad de acceder a visiones que lo impresionaron, y que eran referentes a estados espirituales dentro de su propio ser. Se abocó a la practica de la resignación de la propia voluntad a la ley divina, y guardó en su mente la promesa entregada en la Biblia: que aquellos que sinceramente le pidiesen al Padre Celestial comunicarse con Su Espíritu Santo, tendrían el espíritu de santidad despierto en ellos, y serían iluminados con Su Sabiduría.

Posteriormente, en el año 1594, se convirtió en maestro zapatero, y se casó con quien sería su mujer por el resto de su vida, y con quien tuviese cuatro hijos.

A partir de 1612, y hasta su muerte en 1624, escribió muchos libros describiendo aquello que vio en la luz del espíritu divino, entre los que se destacan principalmente Aurora, Misterium Magnum y La vida trina del hombre.

El reverendo Gregorio Richter, líder de la Iglesia Luterana en Goerlitz, sería quien se opondría a sus escritos y filosofía, acusándolo de hereje y perturbador de la paz, desterrándolo posteriormente de su pueblo.

Entre distintos escritos que hacen referencia a este autor, encontraremos que algunos dicen que fueron algo confusos, o que carecían de una praxis directa, convirtiéndolos en algo meramente ideal y de poca practicidad. Otra parte claramente sostiene que sus escritos son el más valioso tesoro que todo místico pueda poseer. Nosotros asentimos con esta última postura.

Esto se debe a que los textos de Jacob han sido escritos desde una visión simple y espiritual, teniendo muchas veces que formar o cargar ideas extras sobre palabras que se vuelven como imposibles de traducir de un modo únicamente racional. Es necesario elevar la mirada intuitiva al introducirse dentro de su obra, para así intentar comprehender y asirse de sus ideales con mayor claridad.

Cuando se logra comprehender lo que Boehme expresa en sus escritos, su Filosofía cobra vida en el lector, ya que su intelecto deja de transitar sobre lo especulativo, volviéndose activo dentro del mismo espíritu de lo escrito. Así lo operativo cobra una practicidad particular en la que la persona siente sumergirse como en un estado de consciencia más luminoso. Si esto no sucede, se estará sencillamente leyendo racionalmente su obra.

Lo que más nos importa en referencia a este extraordinario maestro espiritual, es su filosofía sobre los conceptos que ha transmitido sobre Dios, la creación, el hombre, su caída, y el proceso de regeneración y reintegración a su primer estado glorioso y divino.

No es mucho el material con el que se cuenta sobre este autor en nuestro idioma, motivo por el cual hemos preferido traducir brevemente aquí algunos de sus conceptos, afín sea mejor comprendido y conocidos ciertos aspectos de su teosofía.

El lema favorito de Jacob Boehme era: "Nuestra salvación se encuentra en la vida de Cristo Jesús en nosotros"

Solamente esto es suficiente para demostrar el verdadero carácter de su Cristiandad, en la que no buscaba la salvación desde una persona muerta e histórica, sino del viviente Jesús, vuelto a la vida por Cristo dentro de sí mismo.

Otro lema que con frecuencia utilizaba era el siguiente: "Aquel para quien el tiempo es lo mismo que la eternidad, y la eternidad lo mismo que el tiempo, se encuentra libre de toda contienda"

En referencia a lo que podría ser considerado el aspecto práctico de su filosofía leemos: "Si permitimos que nuestra mente albergue deseos mundanos, nuestra mente será cautivada por ellos. Pero si nos elevásemos espiritualmente por sobre el mundo de los deseos y sensaciones terrestres, el mundo de la luz cautivaría nuestra voluntad. El mundo terrestre perdería así su poder de atracción sobre nuestra consciencia, y entraríamos al divino estado de Dios"

Con respecto a su concepción sobre Dios ha dicho: "Yo reconozco un Dios universal siendo una Unidad, y el poder primordial del Bien en el universo; autoexistente, independiente de toda forma, sin necesitar ninguna localidad para su existencia, inmensurable y no sujeto a la comprehensión intelectual de ningún ser. Yo reconozco este poder siendo una Trinidad en Uno, siendo cada uno llamados el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Yo reconozco que este principio trino completa y llena en un solo y mismo instante todas las cosas; que ha sido y aún continúa siendo la causa, el fundamento y el principio de todas las cosas"

También ha brindado su intención sobre lo que significa ser un verdadero cristiano, enseñando que no es suficiente con suscribirse a cierta creencia establecida sobre el cristianismo, sino que: solo aquel en quien Cristo se encuentre vivo es un verdadero discípulo del espíritu de la verdad.

"Es un verdadero cristiano solo aquel cuya alma y mente haya ingresado nuevamente a la matriz original, fuera de la cual la vida del hombre ha tenido su origen; lo que es decir la Palabra eterna (Logos). Esta palabra ha sido revelada en nuestra naturaleza humana, la cual es ciega ante la presencia de Dios. Y aquel que absorba esta Palabra con su alma hambrienta, regresando luego al estado espiritual original en el cual la humanidad tuvo su origen, su alma se convertirá en un templo del amor divino, en donde el Padre recibe a su amado hijo. En él residirá el Espíritu Santo"

Por lo tanto solo aquel en quien Cristo exista y viva es un Cristiano, un hombre en quien Cristo ha sido elevado por fuera de la malograda carne de Adán. Él será un heredero de Cristo, pero no por cuenta de algún mérito ganado por algún otro, ni por algún favor conferido sobre él desde algún poder exterior, sino por la Gracia espiritual.

En tanto que el hombre no reconozca la existencia de un principio divino en sí mismo, de poco le servirá especular y filosofar sobre los atributos de la Divinidad en el universo; él no puede conocer al Espíritu Santo mientras que el Espíritu de la Santidad no se encuentre activo en él.

"El hombre natural nada conoce sobre el misterio del reino de Dios, porque él se encuentra fuera y no dentro del estado divino, como diariamente es probado por la acción de los filósofos que disputan sobre los atributos y la voluntad de Dios, a pesar de no conocerlo, porque ellos no escuchan la Palabra de Dios en sus propias almas"

Pero el hombre por sí mismo es incapaz de nada dentro del reino del espíritu si no logra renunciar a sí mismo y seguir a Cristo en su propia muerte, permitiendo que se haga la voluntad de Dios en él.

"No existe ninguna otra vía de llegar a la vida de Cristo que no sea a través de la muerte del viejo Adán"

Saint-Martin, teniendo ya cincuenta años de edad, hubo comenzado a estudiar alemán para poder leer sus obras. Sobre sus escritos ha dicho: "He encontrado en sus obras tanta profundidad y exaltación de pensamientos, además de un nutrimento simple y delicioso, que consideraría una pérdida de tiempo el buscar estas cosas en otros sitios"

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