miércoles, 14 de mayo de 2014

El simbolismo de la Serpiente – Serie Simbólica 9

 

Dentro de los símbolos más significativos en las tradiciones del mundo la serpiente posee un papel innegablemente importante, juegue representativamente tanto un papel benévolo como maléfico. Repasemos con brevedad lo que la vía cristiana ve representado en ella, y lo que a su respecto ha descrito Louis Claude de Saint Martin.

En su libro Tabla Natural expresó: “La palabra Hebrea nahash, de donde es tomada la palabra serpiente, significa encanto o encantamiento... Y esta misma serpiente, este animal desproporcionado, este ser sin armadura, sin caparazón, sin plumas, sin cabellera, sin pies, sin manos, sin aletas, tiene todo el poder en su boca, un poder que es veneno, muerte, corrupción.  La serpiente se mueve con los signos analógicos y físicos de la seducción, a la cual el pensamiento del hombre es susceptible.


Estando este animal en soledad, entre todos los otros, tiene la habilidad de formar un círculo perfecto con su cuerpo, y a través de ello, bajo una apariencia regular, de presentársenos con la base y la forma de todos los objetos sensuales y creados, lo que quiere decir el fijar nuestros ojos en la materia y la ilusión.
 
Finalmente, por la formación de un círculo vacío, en donde uno no puede ver un punto central, tiene la habilidad de hacernos perder de vista el Principio Supremo de dónde todas las cosas provienen, y sin el cual nada existiría. Es así que no sorprende que uno perciba tanta antipatía entre el hombre y la serpiente, en tanto que el hombre por el contrario mantiene el centro a través de la proporción de su forma, mientras que a través de su forma la serpiente solo presenta una circunferencia o la inexistencia.”

Así mismo en El Hombre Nuevo dice: “...el enemigo del hombre lo arrastra hacia la nada, la muerte y las tinieblas... en el círculo de las cosas que no se componen más que de seres que están en contracción y sufriendo, lo que hace que el universo entero nos muestre el estado penoso de nuestra alma”

Podemos entonces pensar que la serpiente ilusionó o encantó al Hombre bajo una apariencia significativamente gloriosa, con una tentación o palabra de muerte que, al ser introducida en el pensamiento de su Ser, produjo una alianza perniciosa por la que se creó un nuevo estado en sí mismo... alianza denominada pecado. Siendo finalmente esto el origen del estado caído, o del peregrinaje humano por sobre el círculo de inexistencia que produce la forma de la serpiente al morderse la cola.

Entonces cuando el Hombre es rodeado y mantenido dentro de la ilusión, deja de reposar en su Primer Principio, desviando su mirada de la Fuente de Vida, y terminando por encontrarse sin ningún otro sitio en donde erguirse y afirmarse.

Así, en el pensamiento del Hombre, hubo de haberse presentado este círculo ilusorio como el signo de una potencia naturalmente activa, aunque ésta fuese solamente aparente y falta a la verdad. Al momento que el Hombre hubo tomado de esta potencia inactiva introduciéndola dentro de sí, no hizo más que invertir el valor de sus mismas propiedades naturales y verdaderamente activas. O dicho de otro modo se desprendió del centro que rige en la unidad de todas las cosas, pasando a depender del círculo móvil que produjese la serpiente, cual desde entonces lo priva de la rectitud y del apoyo correspondiente a su  naturaleza espiritual de ser.

En el libro El Hombre de Deseo podemos también leer:

“Aprended aquí un secreto simultáneamente inmenso y terrible. El corazón humano, es el único medio por el cual el río de la mentira y de la muerte se introduce diariamente sobre la tierra.

Es el único pasaje por donde la serpiente envenenada levanta la cabeza ambiciosa y por donde sus ojos reciben alguna luz elemental; pues su prisión está bien abajo de la nuestra.

Es por ese pasaje que, descubriendo los bienes que aún nos cercan, derrama su veneno sobre las plantas saludables que nos están asignadas para nuestra nutrición y cura.”

Tampoco Fabre d’Olivet ignoraba esta faceta del sentido simbólico de la serpiente al decir: “NAHASH, el tentador, la causa determinante de la caída, es propiamente el egoísmo en el sentido primordial de la palabra. Es el sentimiento interior y profundo que liga al ser a su propia existencia y que le hace ardientemente conservarla y expandirla... este egoísmo radical que lleva al ser a volverse su propio centro, a relacionarlo todo con él”.

Vemos además que todo lo que se relaciona con la serpiente posee la cualidad de manifestarse apartada de la unidad. Siendo su naturaleza corrupta, la causa de toda división y de todo antagonismo. Ella induce al Hombre a comer del fruto del Árbol de la Ciencia del Bien y de Mal, apartándolo así del Árbol de la Vida y provocando su muerte espiritual, lo cual queda de manifiesto en la vida mortal con la que carga. Como ha dicho el Filósofo Desconocido, ella “tiene todo el poder en su boca, un poder que es veneno, muerte, corrupción”, siendo su lengua bífida el signo que lo encarna.

Bajo la breve descripción hasta aquí hecha, podremos inicialmente descubrir algún sentido de lo que significaría el accionamiento de este animal en la cosmogonía del Hombre, tanto como en nuestro particular estado de ser. Ya que su acción aún no deja de ejercerse sobre nosotros bajo los dominios del egocentrismo y la ilusión principalmente.



  Tzadiq

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